Desde septiembre de 2004 vivo en una pequeña ciudad alemana llamada Saarbrücken, y aqui hago lo que puedo por hacer poca cosa. Entre las pocas cosas que hago está ir al cine más o menos asíduamente, por aquéllo de que el cine está bien, es divertido, practico el idioma (en lo que a escuchar se refiere) y, por añadidura, es barato. Ojo, barato, pero las salas que son baratas en cualquier ciudad española. Dos con setenta euros cuesta ver una película medianamente antigua como puede ser esta semana "Los padres de él" (en alemán viene a ser Mi mujer, sus suegros y yo), o la que supongo que en España se titula "La intérprete", con Nicole Kidman. Eso si, seis eurazos si pretendo ir a ver la semana pasada "Mr. and Mrs. Smith" a unos cines de postín. En eso, mis queridos y queridas, estamos igual en España que en Alemania.
Pero, ¡un momento! ¿No me había dicho no sé quién que en Alemania las cosas eran más caras porque tienen un mayor nivel de vida? Pues va a ser que no, el señor Euro nos ha equiparado con una de las antaño (y no tan antaño) potencias europeas y mundiales. Nos ha equiparado en el gasto, claro. Bueno, el señor Euro o quienes hacen de él un negocio jugosísimo. Todavía recuerdo la cafetería de barrio que cobraba 75 pesetas por un café y redondeó sin pudor ni conciencia a los nuevos 75 céntimos (aproximadamente 125 pesetas). Sus razones tenía ese señor que te ponía una galleta resesa al lado de ese café y que contaba cómo se había puesto todo por culpa del Euro. Sí, sí. Increíblemente, todo se había adaptado al Euro con una facilidad pasmosa: los chicles a 5 céntimos; el cine barato a 300 céntimos, el caro a 545 céntimos; los cedeses entre 1800 y 2000 céntimos, un deuvedé no lo sé, porque yo no tenía paga y más de 2000 céntimos suponía una pequeña fortuna.
Con el Euro, sin embargo, la gente empezó a ser más tacaña y desagradecida con el servicio en las cafeterías y locales hosteleros en general. Las propinas rara vez subían de unos miserables 5 céntimos, diez a lo sumo. Algún ricachón que invitaba a la familia a cenar dejaba un eurillo más algún céntimo de calderilla, pero casi como un símbolo de estatus antes que por el reconocimiento del servicio bien realizado.
En las salidas nocturnas, la gente también empezó a notar que el euro era algo que no se podía gastar, era demasiado precioso para ir dejándolo por ahí de mala manera. Se dice que antes salías de casa con 5000 pesetas una noche y ¡te sobraba dinero! Ahora, si no sales con, digamos 50 euros (perdón, 5000 céntimos) no eres nadie, o más bien, eres un palurdillo que sale una vez al año de casa y no sabes de qué va el rollete nocturno.
Con el Euro, la gente comenzó a ser reacia a comprar, la gente no entiende que los productos tienen un valor, y que este valor evoluciona con los años. La gente, como todo el mundo sabe, es maleable y voluble, tiene un gran punto de ignorancia y conviene manipularla lo mejor y más rápidamente posible, para evitar problemas. Es por eso que no hay que ceder ante las tímidas voces que dicen "No", y seguir adelante, incluso si hace falta rebautizar al céntimo de Euro como la "neopeseta". Ese hubiera sido un gran avance en los intereses de determinado sector si (1) se me hubiera ocurrido antes; (2) alguien me lo hubiese comprado. Ahora sería considerablemente más feliz.
¡Cuidado! La gente no sabe, y quizás no debería saberlo jamás, que en otros paises europeos es posible acceder a materiales como deuvedés tanto de películas como de música, a cedés y tal, a los mismos precios que en nuestra querida España. Bueno, eso si que deberían saberlo, pero tenemos que obviar que el nivel de vida de esos países puede ser algo diferente al de España: más alto, vaya. Detalle sin importancia porque ellos no van a vivir en esos países.
Yo mismo me compré, con mi pobre sueldo de becario, bastantes libros, películas y música, todo original, algo de segunda mano, pero todo en tiendas especializadas. Entre mis últimas adquisiciones (por no decir gangas) se encuentran "El siciliano", de Mario Puzo (precio: 1€), un concierto de los Beach Boys en DVD (precio: 4,99€), "Feuerkind", de Stephen King (precio: 1€), un DVD doble conteniendo "El Mariachi" y "Desperado" (precio: 8€), "La milla verde" en DVD (precio: 3€), y por el momento, nada más. Están en mi punto de mira alguna de entre las fácilmente más de 200 películas a menos de 9,99€ que se apilan en las estanterías de una conocida
cadena de tiendas en Alemania (y supongo que fuera también), y alguno de los numerosos DVD de música que también me hacen la boca agua.
Y, por cierto, eso me gusta. Me gusta poder comprar cosas que me gustan y disfrutar de ellas, me gusta poder ir a una librería y ojear los libros antes de comprarlos, curiosear por las estanterías y por los cajones de libros de segunda mano, me gusta poder darme el gustazo de acceder a películas de hoy, de ayer y de antes-de-ayer a precios que me puedo permitir, y además me las compro. ¡Me las compro! No quiero un insulso DVD sin pegatina ni caja chula, pero tampoco quiero pagar con órganos vitales de mi cuerpo algo que realmente se puede vender por menos dinero del que marca hoy. Y por supuesto, no quiero pagar en un país como el mío lo mismo que pago en otro país con mayor poder económico y mayor nivel de vida. Y mucho menos, pagar más.
Eso de vivir en otro país me ha vuelto un tanto bohemio...
2 Comments:
At 6:19 p. m.,
Anónimo said…
Chinita!
Lo primero, mis disculpas por no ir actualizando mi blog. En breve tendre ancho de banda suficiente para subir fotos y pijadas varias.
Respecto a los CDs y DVDs, tu y yo bien sabemos que en SB son una ganga. Recuerdo nuestro descubrimiento de los videoclips de antaño (nos quedó por hacer el del jeep y las trompetas) por sólo 3 euros. De todas formas, te propongo como tarea hacer una espera activa para comprobar si la coleccion de DVDs con los episodios del "Coche Fantastico" bajan de precio estrepitosamente, ya que 60 euros duelen pagarlos, aunque sea por ver a April en mono de trabajo.
Un buen abrazo desde la abrasada Galicia
At 10:26 a. m.,
Esteban said…
Bueno, de vez en cuando me pasaré a controlar el precio de los DVDs, no vaya a ser que se conviertan en verdadera ganga...
Un saludo, chaval, y a ver si Galicia no se quema del todo!
Publicar un comentario
<< Home